Obituario de una muerte anunciada
Ya llega la hora. El obituario del MAS de Evo Morales ya ha sido escrito por nada menos que uno de los padres teóricos del “proceso de cambio”: Raúl Prada.
Hombre de izquierda, intelectual respetado, ahora nos devela ser un hombre de principios éticos y honestidad política.
En un documento que fácilmente pudiera también haber sido suscrito por Filemón Escobar, Marcelo Quiroga Santa Cruz o Juan Lechín Oquendo, el “Chato” Prada titula “La marcha fúnebre” al penúltimo estertor político del MAS: una marcha de llunk’us, de un desgobierno que marcha para auto-apoyarse y por enésima vez agredir a La Paz con la amenaza de otro “cerco”, similar al que le quitó el oxígeno en plena pandemia.
“Cuando no queda nada dentro, incluso cuando lo que se mostraba era pura pose, juego de apariencias por exposición de simulaciones, se recurre a insistir desesperadamente en el teatro político, por más que no ofrezca promisorios resultados, pues el derrumbe y la implosión han llegado al nivel demoledor del desmoronamiento y diseminación apocalípticos.
Cuando no se tiene nada que ofrecer, salvo lo que se ha dejado como dramática herencia: la muerte del proceso de cambio, el desmantelamiento de la Constitución, la destrucción de la economía, de la educación y de la salud, fuera de haber enriquecido al entorno palaciego, convertido en burguesía rentista, se opta por la farándula de una marcha montada gubernamentalmente, con la masa elocuente de llunk’us, cada vez más parecida a un funeral, para enterrar al cadáver político, al Caudillo déspota, y a un conglomerado de corporaciones y gremios de la corrupción, que simula ser partido o movimiento…”
No pudiera haber un juicio más sincero y lapidario que ese.
El gran asalto del MAS de Evo Morales está oculto a plena vista. El Presupuesto 2022 no es nada menos que un justificativo para encubrir la corrupción final y definitiva del MAS, antes de cerrar maletas y fugar a sus “paraísos socialistas” donde disfrutarán sus riquezas mal habidas.
Además de “inversiones” millonarias en empresas antieconómicas, la inflación de la nómina de empleados públicos (militantes, por estatuto) se ha triplicado hasta alcanzar el medio millón, de los cuales hay 300.000 nuevos zánganos. Cada día se gasta 21 millones de dólares en sus salarios, y el triple en sus gastos de “funcionamiento”. ¿Cuántos de ellos son “fantasmas”?
Para muestra, un botón. La anterior administración municipal de Santa Cruz, conviviente del MAS durante su larga gestión pasada, aparentemente ocultaba una planilla ficticia de 800 funcionarios, por más de diez años, generando rentas espurias estimadas en 48 millones de bolivianos anuales o más de 68 millones de dólares en diez años, para su cúpula política.
Sólo comparable con Cuba o Corea del Norte, el economista Antonio Saravia ha estimado que el Presupuesto del Estado Plurinacional 2022 absorbe el 95% del Producto Interno Bruto (la suma de TODOS los bienes y servicios producidos en la economía por todos nosotros). Comparativamente, Chile absorbe el 37% de su PIB, EEUU como el 35% y la media en Sudamérica debe estar por debajo del 40%, comparable con los países nórdicos). El monopolio del Estado es completo y está a disposición y usufructo del MAS.
Lo que quiere decir que la economía boliviana ¡Es YA socialista! El gobierno absorbe TODO el PIB, incluyendo su acceso monopólico a prestarse nuestros aportes de jubilación de las AFP y a las ya famélicas reservas del Banco Central, que nunca devolverá. Mientras que ya ha perdido casi toda posibilidad de crédito externo y sólo le queda exprimir a los ciudadanos con mayores impuestos mediante “leyes malditas” y otros mecanismos. El país al servicio del partido.
Su muerte está ya anunciada por sus propios hijos. Pero como me decía un amigo: “Yo no le temo a la muerte, sino a la moridera”. A una larga agonía. ¿Cuánto tiempo más agonizará el MAS de Evo, gobernando con odio y resentimiento, a espaldas de la gente y saqueando nuestro patrimonio?
Ronald MacLean fue cuatro veces alcalde de La Paz y ocupó cinco carteras de Estado en Bolivia.
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